Zaragoza está a un paso y Torre Carlos y Belén da mucho juego.
Con asombrosa puntualidad nos juntamos en la salida del Tren Chu-Chu, con tiempo para un café, los Lastanao se nos unieron enseguida y al poco llegó Ramiro.
Toda una experiencia el viaje en tren-cubierto; el centro de interpretación nos dejó boquiabiertos, Mario nos introdujo en los secretos de los Galachos y de este en concreto; por cierto que ya hacía días de un Oberbukin semejante.Un aireado y entretenido paseo en el que nuestros pequeños no dejaron de sorprendernos, encontraron de todo: Mejillón cebra, larvas de libélulas, mudas de gambetas, cangrejo rojo o un pequeño pez-gato.
Comimos en el bar de la Bohéme,regentado por madame Helena(de Pekín).
La tarde en la torre de Belén, Carlos, Kike y Lucía.... de sorpresa ene sorpresa.
Gracias a vosotros, por el día tan bueno que nos hicísteis pasar. Tanto los niños como nosotros nos encontramos como en casa entre todos vosotros.
La labor que hacéis en el Lagunazo, hace que se marque una gran distancia entre este y otros parajes naturales donde la basura y el abandono es la constante.
No sé de ningún otro sitio (por lo menos en esta comunidad)que sin contar con servicio de limpieza pública esté tan limpio. Parece que hayamos salido de Aragón. Además, se llena uno de esperanza al ver como poco a poco se va aumentando la diversidad vegetal con las repoblaciones que realizáis de forma totalmente altruista y voluntaria.
Pronto los arbustos darán sus frutos que las aves diseminarán aumentando su número, y los chopos, álamos y fresnos se harán un hueco en el pinar.
Hacéis un gran trabajo, gracias.