EL TIEMPO EN PINSORO

domingo, 5 de septiembre de 2010

CRÓNICA DE LA MARCHA

Ya, a finales de verano, el calor ha agostado los pastos y ha secado hasta los cardos. Las caracolas blancas se apelotonan, casi resecas, como dormidas, buscando el último verde de las matas de la orilla, entre mielgas y conizas, mirando con envidia a la estanca. Y es que han pasado por la estación más dura para ellas: el infierno. En el agua, los patos sestean y los somormujos se ocultan. Afortunadamente ha cambiado el tiempo hace uno o dos días, han bajado las altas temperaturas y el viento ha despertado para acompañarnos en la marcha. Un sombrero vuela rápido por el suelo, queriendo adelantarse en unas ocasiones y volver atrás en otras. ¡Qué carreras! Un milano cruza sobre nuestras cabezas y unos excrementos de zorro enseñan las semillas de su dieta. Ya no es época de flores, sino de frutos, silvestres y cultivados. El camino nos enseña sámaras de fresno, legumbres de regaliz o pimientos en un campo. Al final llegamos todos juntos, hasta el sombrero, a la línea de meta; todos juntos, porque todos somos ganadores, de una ducha… y de la paella.

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